Anoche soñé que cientos de luces nos iluminaban. Que todo se movía a nuestro alrededor, formando un torbellino que nos rodeaba, fundiéndonos con personas que saltaban saltaban y chillaban, presos de la histeria que corría por sus venas. La música que nos unió sonando a todo volumen. Y a metros de mí. Estabas tú. Tal y como te conocí, tal como te vi la primera vez. La perfección reflejada en mis pupilas. Ojos azules, pelo rubio, otro esclavo más de aquella dulce histeria, de aquella contagiosa locura.
Soñé que te acercabas a mí, y que sonreías, mientras caminabas en mi dirección; recuerdo la incertidumbre que sentí al no saber que hacer. Al ver que aquello ocurría de nuevo. Entonces tú me abrazaste, dijiste que me amabas.
- ¿Sabes que día será mañana? -susurraste. -"Mañana será nuestro día, mañana cambiaré el mundo para ti"
Y lo hiciste. Llegaste como un huracán a mi vida, revolviéndolo todo y poniendo mi vida patas arriba. Mi rutina se transformó lentamente en algo que carecía de sentido y que llevaba tu nombre tatuado en mi piel. Todo el mundo tiene secretos. Y tú eras uno de ellos. Inalcanzable, hetereo, pero siempre estabas ahí, para tenderme tu mano cuando caía.
¿Quién ibas a decirme que desaparecerías de mi vida con tanta facilidad? Me arrancaron de ti. Cortaron la fina línea por la cual estábamos unidos.
¿Por qué? Por esta podrida sociedad, enferma e hipócrita, que hace que me den ganas de potar.
Así que me callaré, y tirare mis sentimientos a la basura. Ya que no son aceptados. ~
Grita, Chilla, Ángel Caído.
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